CONCURSOS QUE PERPETÚAN ESTEREOTIPOS DE GÉNERO

Hoy en el día de los Reyes quiero manifestar mi opinión sobre los concursos de belleza y de reinados tradicionales de muchas comunidades en el mundo. 
 
En la actualidad, me veo en la necesidad de reflexionar sobre la importancia de replantear la forma en que se llevan a cabo los certámenes de reinas tradicionales. Mi autocrítica me lleva a cuestionar si estos eventos son pertinentes en una sociedad que aspira a promover la igualdad y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su apariencia física o identidad de género.
 
Es claro que los concursos de belleza han perdurado como una práctica en varias culturas. Sin embargo, es innegable que estos eventos a menudo enfatizan de manera exagerada la belleza y las normas asociadas a la feminidad convencional. Este enfoque limita la idea de lo que significa ser una mujer exitosa, dejando fuera a aquellas que no se ajustan a los estándares establecidos. Además, refuerza la nociva idea de que el valor de una mujer se reduce únicamente a su atractivo físico, ignorando otras contribuciones valiosas que pueda ofrecer a la sociedad.
 
Es importante tener en cuenta que el género es una creación social, y la identidad de género no se limita simplemente a ser hombre o mujer. Hay individuos que se identifican como no binarios, genderqueer, transgénero y otras identidades que no se ajustan a las categorías tradicionales de género. Excluir a estas personas de los concursos de belleza convencionales no solo es discriminatorio, sino que también transmite un mensaje desfavorable sobre la diversidad de género.
 
Frente a esta situación, sugiero explorar alternativas que sean más inclusivas y respetuosas. Una idea podría ser la organización de concursos que celebren y valoren la diversidad de género, permitiendo a todas las personas participar y ser reconocidas por sus talentos, habilidades y contribuciones a la sociedad. Además, es fundamental promover una educación que fomente la igualdad de género desde una edad temprana, desafiando los estereotipos y enseñando a los niños y niñas a apreciar la diversidad y a respetar todas las identidades de género.
 
En resumen, es necesario que los concursos de belleza tradicionales se adapten a la realidad de nuestra sociedad diversa y promuevan la igualdad de género. Debemos cuestionar los estereotipos y colaborar para crear espacios inclusivos y respetuosos. La verdadera belleza y valor de una persona no deben ser juzgados según estándares preestablecidos, sino por su contribución a una sociedad más justa e igualitaria.

Es imprescindible abordar un tema que ha generado gran movida en los últimos años: los certámenes de reinas tradicionales. Es importante reconocer que estos eventos suelen estar basados en características físicas y estereotipos de género específicos, lo que excluye a muchas identidades de género y puede considerarse discriminatorio.
 
La belleza y la elegancia no deben estar limitadas por el género, y ha llegado el momento de que todos los individuos, sin importar su identidad de género, tengan la oportunidad de participar en igualdad de condiciones en estos certámenes. En este sentido, algunos eventos han comenzado a cambiar sus reglas para permitir la participación de personas transgénero y no binarias, reconociendo así la importancia de incluir a todas las identidades de género.
 
Esperamos que en el futuro, haya una mayor apertura y aceptación en los certámenes de reinas tradicionales. Debemos avanzar hacia una sociedad más inclusiva, donde todas las personas tengan la oportunidad de participar y ser reconocidas en estos eventos. La diversidad de identidades de género enriquece nuestra sociedad y es fundamental que las reglas se ajusten a esta realidad.
 
Debemos trabajar juntos para eliminar la discriminación y promover la igualdad en estos certámenes. Todos tenemos derecho a ser valorados y celebrados por nuestra belleza y elegancia, independientemente de nuestra identidad de género. En este sentido, es fundamental educar a la ciudadanía sobre la importancia de la inclusión y el respeto hacia todas las personas, sin importar cómo se identifiquen.
 
Lucia Vazquez editora de la revista femenina HARTA, opina que aunque muchas mujeres puedan estar afines a estos concursos, para ella son “obsoletos”, por lo que no ve lugar para la continuación de los certámenes en el futuro. También afirma que las mujeres suelen ser invisibilizadas, no porque no sean capaces, sino porque se evita darles voz en lugares típicos de los hombres. 

“La belleza siempre ha sido un territorio típicamente femenino y los certámenes de belleza son momentos de gran exposición de mujeres donde se les da algo de voz. Por ende, me parece perfecto que las participantes decidan hablar sobre temas políticos y sociales aprovechando que en ese momento van a ser escuchadas. Siempre voy a estar a favor de que las mujeres aprovechen los espacios que tengan para hablar de lo que consideren oportuno” (Lucia Vazquez, Mayo de 2021) 

En Montevideo, donde gobierna el Frente Amplio, el concurso cambió en 2018 y se pasó a elegir a las "figuras de carnaval": mujeres, hombres, personas trans, con discapacidad y sin límites de edad. Se premia a aquellas personas que contagian "la alegría carnavalera", más allá del género o la apariencia.
 
En Uruguay, varias organizaciones feministas no están de acuerdo con los concursos de belleza y tienen críticas fuertes al respecto y su voz disidente debe ser escuchada y valorada. 
 
La Colectiva Feminista La Pitanga dice que estos concursos solo tratan a las mujeres como objetos y las reducen a su apariencia. Además, creen que los estándares de belleza que promueven son imposibles de alcanzar y poco realistas.
 
El Colectivo Feminista Mujeres de Negro también está en contra de los concursos de belleza. Piensan que estos concursos dan una imagen limitada y estereotipada de las mujeres, y que esto contribuye a la desigualdad de género al poner más importancia en la apariencia física que en otras cualidades de las mujeres.
 
El Movimiento Feminista Autónomo de Uruguay va más allá y dice que estos concursos son una forma de violencia simbólica hacia las mujeres. Según ellos, estos concursos hacen creer que el valor de una mujer se reduce a su apariencia física y las tratan como objetos de deseo.
 
Estas organizaciones han salido a las calles, han dado charlas y han participado en debates para hacer visible y cuestionar los concursos de belleza en Uruguay. Su objetivo es promover un enfoque más inclusivo y empoderador de la mujer, que valore la diversidad y represente a todas las mujeres en la sociedad, sin importar cómo se vean físicamente.
 
Es primordial que los concursos de reinas tradicionales evolucionen y se adapten a los cambios sociales o de lo contrario desaparezcan. La apertura y aceptación son fundamentales para que todos los individuos puedan participar y ser reconocidos en igualdad de condiciones. No es justo ni justo que un evento basado en la belleza y la elegancia excluya a ciertas identidades de género. 
 
Es momento de luchar juntos para lograr una sociedad más inclusiva y equitativa, donde todos tengamos las mismas oportunidades en los certámenes de reinas tradicionales y en todos los ámbitos de la sociedad. 
 
El futuro de los certámenes, entonces, es incierto, quizás se sigan reinventando para sostenerse o quizás pasen a quedar en la historia. Lo que sí es claro, y la evidencia lo muestra, es que hay movimiento entre lo considerado bello, lo social y lo político, el cual debemos considerar con seriedad y cambiar el rumbo entre todos y todas hacia una sociedad mas equitativa. 

Pablo Miranda
Frenteampplista Independiente

 
Fuentes consultadas: 
 
https://www.elobservador.com.uy/nota/los-certamenes-de-belleza-un-lugar-de-opresion-o-una-plataforma-para-alzar-la-voz--202152719460
 
https://soscorpo.org/?p=6007
 
https://www.harta.uy/sobre-harta/